SEMANA SANTA, FE, TRADICIÓN Y SABOR DE HOGAR

Escrito por Consuelo Elipe | Categoría: Gastronomía

Potaje de vigilia, plato tipico español

La Semana Santa es una época del año muy especial.
Casi todos guardamos en nuestra memoria y nuestro corazón el recuerdo de infancia de esos días. Recuerdos que, por supuesto están relacionados con la Iglesia y sus celebraciones, pero también están unidos a la familia, los lugares y los platos típicos.

La gastronomía es una parte indivisible de nuestras vivencias; los olores, sabores, la sensación que nos producen esos ingredientes nos hacen suspirar.
Yo recuerdo la Semana Santa ligada a nuestro pequeño pueblo, al pueblo donde nacieron mis padres y abuelos, a la chimenea, al frio y al tiempo revuelto, porque, aunque probablemente algún año hizo sol, para mi es lluvia, ropa de abrigo y películas de temas religiosos que año tras año veíamos en familia.
Pero sobre todo lo que me hace sonreír y añorar todo son los platos que mi madre hacía para todos.

El plato por excelencia es el potaje de vigilia, un plato que como comentan famosos cocineros no ha cambiado a lo largo de los siglos. Parece ser que su origen se remonta a la edad media y se comía desde el miércoles de ceniza, los viernes durante la cuaresma por ser un periodo de purificación para los cristianos en los que no se comía carne. Este punto se relaciona con la preparación espiritual para celebrar la Pascua de Resurrección.
Para muchos autores en la tradición católica, la carne roja representa el cuerpo de Cristo crucificado, por lo que no se come en los días santos por señal de respeto y además es una manera de honrar el sacrificio de Jesús, quien se marchó al desierto y estuvo 40 días y 40 noches sin comer.

Los ingredientes básicos del potaje son el bacalao, las espinacas y los garbanzos, aunque recuerdo que mi madre también le añadía judías blancas, ajos, laurel, perejil…y le añadía una tostada de pan y pimentón e incluso un huevo picado. Una comida potente como pocas, con sabor a hogar, a tradición, a la unión de generaciones que se han ido pasando la receta. En casa realmente solo lo comíamos el Viernes Santo y era una excusa para que una de mis tías viniera a casa y lo cocinaran juntas. Cuando éramos pequeños no nos encantaba, hoy daría cualquier cosa por volver a comer un potaje cocinado por mi madre este viernes.

Pero por supuesto la Semana Santa en España no es nada sin las Torrijas, el postre por excelencia, la tentación, aunque sean días de abstinencia. El origen de que sean degustadas en estas fiestas igualmente parece que viene de que como no se comía carne se optaba por cosas más frugales. Sin embargo, su origen ya documentado está en la antigua Roma, donde eran conocidas como “aliter dulcia” (plato dulce), las torrijas aparecen descritas en un recetario romano de Marco Gavio Apicio, nacido el 25 a. C, del siglo I.
Como cada plato con tanta historia y tan expandido y cocinado, cada cocinero, cada madre, cada persona las hace a su manera y a casi todos las que más nos gusta es la que hemos comido toda la vida en casa porque representa un bocado lleno de sensaciones y sentimientos.

Hay opciones que se realizan con vino, no me gustan y ahora este año hay opciones super gourmet a las que añaden cremas de sabores, tampoco soy fan.
Para los platos tradiciones soy muy tradicional y las torrijas me encantan las de siempre, el pan mojadito en leche, huevo y fritas en nuestro aceite de oliva…
En mi casa mi madre hacia la mitad con azúcar por encima y la otra mitad con miel y a la leche le echaba unas cascaras de cítricos que le daban un sabor delicioso. Es difícil comer solo una de una vez, se convierten en el desayuno y merienda de esos días, y a veces también después de comer o cenar, irresistible.

Benditos platos en Días Santos¡